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Inyección intracitoplasmática de espermatozoides o ICSI

Por Dr. Reinaldo González Ramos

La fertilización in vitro (FIV) se realiza a parejas infértiles que no han logrado embarazarse con inseminaciones intrauterinas o que padecen enfermedades que imposibilitan la concepción en forma natural, como obstrucción o ausencia de las trompas de Falopio, endometriosis severa, o alteraciones severas del espermiograma.

La FIV consta de cuatro etapas: estimulación ovárica y seguimiento folicular, aspiración de oocitos u óvulos (o punción ovárica), inyección intracitoplasmática de espermatozoides o ICSI (por su sigla en inglés) y transferencia embrionaria. En este blog les explico en qué consiste el ICSI.

Inyección intracitoplasmática de espermatozoides

El ICSI es una técnica que se utiliza en la fecundación in vitro, en la que se seleccionan los mejores espermatozoides y se utiliza un espermatozoide para fecundar cada oocito por separado. Así, bajo visión microscópica, un espermatozoide es inyectado dentro del óvulo, lo que permite que la tasa de fecundación sea óptima y obtener la mayor cantidad de embriones posibles en cada tratamiento.

Todo el proceso se hace en un laboratorio con condiciones ambientales reguladas, como la temperatura, humedad, concentración de oxígeno, presión de aire positiva, esterilidad, etc. Se utiliza un microscopio invertido con sistemas hidráulicos, lo que permite una suave inyección del espermatozoide en el oocito, mediante una fina aguja de vidrio.

Fecundar Oocitos

El propósito de fecundar varios oocitos es obtener una buena cantidad de embriones y de esta forma tener mejores chances de embarazo. Algunos embriones pueden tener alteraciones cromosómicas y en consecuencia su desarrollo se detendrá en etapas precoces, ya sea en el laboratorio o dentro del útero, lo que va a finalizar en ausencia de embarazo o en abortos tempranos.

Al obtener varios embriones, la posibilidad de que algunos sean normales cromosómicamente, es mayor, y esto da buenas posibilidades de tener un bebé en casa. En la medida que aumenta la edad de la mujer, sobre todo después de los 35-37 años, las alteraciones cromosómicas son más frecuentes y es por esto, que la posibilidad de éxito es menor en mujeres mayores de 37 años.

Cada pareja es distinta, y por eso es importante hacer una evaluación personalizada, caso a caso, en manos de un especialista certificado en medicina reproductiva, para saber las posibilidades reales de éxito y a su vez, maximizar la chance de embarazo.

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